Los satélites Starlink, desarrollados por SpaceX, se han convertido en uno de los proyectos tecnológicos más ambiciosos de los últimos años. Su objetivo es crear una red global de internet de alta velocidad capaz de llegar a cualquier rincón del planeta, desde grandes ciudades hasta zonas rurales o remotas donde la conexión tradicional no existe o es muy limitada.
Para ello, la compañía está lanzando miles de pequeños satélites a órbita baja, formando lo que se conoce como una megaconstelación.
¿Cómo funciona Starlink?
A diferencia de las redes tradicionales basadas en unos pocos satélites grandes situados muy lejos de la Tierra, Starlink utiliza satélites pequeños orbitando a unos 500–600 km de altura.
Esta proximidad reduce la latencia y permite que la señal viaje con rapidez, ofreciendo una experiencia cercana a la de una conexión terrestre de fibra óptica.
Los satélites se comunican entre sí mediante enlaces láser y con estaciones terrestres distribuidas por todo el planeta. El usuario solo necesita una antena de tipo parabólica —el “dish”— que apunta automáticamente a los satélites visibles.
El impacto en el cielo nocturno
El desarrollo tecnológico trae consigo un efecto secundario que afecta especialmente a astrónomos, fotógrafos nocturnos y amantes del cielo oscuro.
Justo después de su lanzamiento y en determinadas condiciones de iluminación solar, los satélites Starlink pueden verse como puntos brillantes moviéndose en fila, los famosos “trenes de satélites”.
Su presencia provoca varios problemas:
- Trazas en fotografías de larga exposición, estropeando capturas de la Vía Láctea, nebulosas o cúmulos.
- Contaminación visual en observatorios profesionales, que deben descartar imágenes atravesadas por líneas blancas.
- Aumento general del brillo del cielo a medida que crece el número de satélites.
La comunidad científica ha expresado su preocupación: si el número de satélites sigue aumentando, la visibilidad del cielo nocturno podría cambiar de forma irreversible.
¿Qué está haciendo SpaceX para mitigarlo?
SpaceX ha introducido varias mejoras para reducir el impacto visual:
- Pintura oscura que disminuye la reflectividad.
- Viseras que bloquean la luz solar directa.
- Ajustes de orientación en determinadas fases de la órbita.
Aunque estas medidas han reducido parte del brillo, el problema no está completamente resuelto. Y con miles de satélites operativos y muchos más previstos, el debate sigue abierto.
¿Por qué es importante este tema para los observadores del cielo?
En lugares como el Pirineo, donde aún se conservan zonas de cielo oscuro excepcionales, los satélites Starlink se hacen especialmente visibles.
Tanto si vienes a observar a simple vista como si te animas a fotografiar el firmamento, es muy probable que en algún momento un satélite cruce por tu campo visual. Para la astronomía amateur no siempre es un drama, pero para exposiciones largas o cielos limpios… puede ser frustrante.
Los proyectos de megaconstelaciones están transformando el panorama astronómico. Por eso, entender qué son y cómo nos afectan es clave para valorar la importancia de proteger nuestros cielos oscuros.

