Dicen que la Ley de Murphy establece que “si algo puede salir mal, saldrá mal”. En astronomía podríamos reformularla fácilmente como:
“Cuanto más importante sea el evento astronómico que quieres observar, mayores serán las probabilidades de que esté nublado.”
Y no es una teoría sin base: ¡la experiencia nos lo confirma una y otra vez!
Caso 1: el eclipse “fantasma” del 29 de marzo
El pasado sábado 29 de marzo de 2025 estaba marcado en rojo en nuestro calendario. Se trataba de un eclipse parcial de Sol visible desde buena parte de España. Habíamos quedado con nuestros compañeros de Astropirineos para disfrutarlo juntos y compartir telescopios y filtros solares.
Pero… (ya lo imagináis) nubes. Nubes por todas partes. Una mañana completamente cubierta que apenas nos dejó ver nada. Eso sí, fiel a la ironía cósmica, por la tarde el cielo se despejó por completo y lució un azul perfecto. ¡Ideal para ver el eclipse que ya no estaba!
Caso 2: el eclipse total de Luna que no vimos
El 7 de septiembre de 2025 tocaba eclipse total de Luna. Salía ya eclipsada, pero aún quedaba mucho espectáculo por delante.
Elegimos un lugar privilegiado, el mismo desde el que en otras ocasiones habíamos grabado preciosos vídeos de la Luna saliendo tras la colina, con las siluetas de los árboles recortándose a su paso.
De nuevo teníamos todo preparado: trípode, cámaras, entusiasmo… y, por supuesto, nubes. El cielo decidió cubrirse por completo justo a tiempo para ocultarnos el espectáculo.
Caso 3: el cometa invisible
La semana pasada el cometa C/2025 A6 (Lemmon) estaba en su mejor momento, brillando con fuerza en los cielos de media Europa. En teoría, desde el Valle de Benasque iba a ofrecer un espectáculo precioso.
¿Y qué tuvimos toda la semana? Exacto: nubes y lluvia sin descanso.
El cielo, compasivo, nos concedió un pequeño respiro el domingo, y pudimos observarlo finalmente con el telescopio Seestar S50. Pero no todo fue tan bonito: la observación pública que habíamos programado para el sábado 25 tuvo que ser cancelada.
Otras leyes de Murphy astronómicas
Porque la cosa no acaba ahí… La ley de Murphy astronómica tiene muchos corolarios.
Por ejemplo: si el cielo está medianamente despejado, las nubes se las arreglarán para concentrarse justo en la zona del cielo que te interesa observar. Y puedes estar seguro de que, cuando mires en dirección opuesta, ¡el resto del firmamento estará despejado!
Y si por fin tienes una noche perfecta —sin nubes, sin humedad y con una visibilidad excelente para hacer fotos—, entonces entrará en acción la constelación más moderna de todas: Starlink.
Sí, todos los satélites (¡gracias, Elon!) decidirán cruzarse por tu campo de visión en el momento más importante de la exposición.

Entre eclipses nublados y cometas esquivos, los aficionados a la astronomía aprendemos a tomárnoslo con humor y paciencia. Al fin y al cabo, mirar al cielo también implica aprender a esperar.
Eso sí, desde aquí lanzamos un deseo (y quizá una súplica): 🙏 que la maldita ley de Murphy no se cumpla el 12 de agosto de 2026… Porque ese día nos espera el gran eclipse solar total, y esta vez, ¡queremos verlo sí o sí!

